Anam Cara El Libro de la Sabiduría Celta
Anterior | ||
|
||
Capítulo 5 Envejecer: la belleza de la cosecha interior |
El fuego del anhelo La sociedad moderna se basa en una ideología de la fuerza y la imagen. Por consiguiente, los viejos suelen quedar marginados. La cultura moderna está obsesionada por lo superficial, la imagen, la velocidad y el cambio; está impulsada por ellas. En tiempos antiguos se consideraba a los ancianos personas de gran sabiduría. Se trataba a los mayores con veneración y respeto. El fuego del anhelo arde vigoroso en el corazón del anciano. Nuestra concepción de la belleza se ha empobrecido porque la hemos reducido a una cara bonita. Hay un culto a la juventud en el que todos tratan de conservar el aspecto juvenil. Hay cirugías plásticas e infinitos métodos para conservar la imagen de la juventud. En realidad, esto no es belleza. La verdadera belleza es una luz que viene del alma. A veces, en el rostro de un anciano ves esa luz detrás de las arrugas; es una visión de exquisita belleza. Yeats expresa esta pasión y anhelo en su hermosa Canción del errante Aengus: La perspectiva de envejecer puede ser aterradora debido a la nueva soledad en tu vida. Una nueva serenidad se asienta sobre el marco exterior de tu vida activa, el trabajo realizado, la familia que has formado y la función que has cumplido. La quietud y la soledad se apoderan de tu vida. Esto no tiene nada de aterrador. Tu nueva serenidad y soledad, empleadas de manera creativa, pueden ser dones maravillosos, recursos muy fecundos para ti. Una y otra vez nuestro desasosiego nos lleva a pasar por alto los grandes tesoros de nuestra vida. En nuestra mente siempre estamos en otra parte. Rara vez nos encontramos en el lugar donde estamos y en el tiempo de ahora. Muchas personas son acosadas por el pasado, por las cosas que no hicieron, que debieron haber hecho y por ello están arrepentidas. Son prisioneras del pasado. Otras se ven acosadas por el futuro; viven angustiadas y preocupadas por el porvenir. Cuando te conoces demasiado bien, en realidad eres un extraño para ti mismo. A medida que envejeces, tienes más tiempo para conocerte. Esta soledad puede volverse desolación conforme envejeces. La desolación es muy penosa. Un amigo mío que vivía en Alemania me habló de su guerra contra la nostalgia. El temperamento, el orden, las estructuras y la superficialidad de los alemanes le resultaban muy penosos. Durante el invierno tuvo gripe y la soledad que había reprimido vino a acosarlo. En su desesperada desolación, decidió dar rienda suelta a esos sentimientos en lugar de evitarlos. Se sentó en un sillón y se concedió libertad para sentirse solo. En cuanto tomó esta decisión, se sintió como el huérfano más abandonado del cosmos. Lloró sin poder contenerse. De alguna manera, lloraba por toda la soledad que había ocultado en su vida. La experiencia, aunque dolorosa, fue extraordinaria. Al romper los diques interiores, modificó su relación con la soledad. Jamás volvió a sentirse solo en Alemania. Una vez liberado, abrazó su soledad, hizo las paces con ella, la convirtió en parte natural de su vida. Una noche, estando en Connemara, conversaba sobre la soledad con un amigo. Me dijo: Is pol dibh doite Jan t-uaigness ach ma dhdnann td sdas J, ddnfaidh td amach go leor eile at go h-lainn chomh maith, es decir: "La soledad es un agujero, pero si lo cierras, también cierras muchas cosas que pueden ser hermosas para ti". No debemos temer esa soledad. Si hacemos las paces con ella, puede darnos una libertad desconocida. La sabiduría es otra cualidad de la vejez. En sociedades antiguas a los ancianos se les llamaba mayores en virtud de la sabiduría que habían cosechado por haber vivido tanto tiempo. Nuestra cultura está obsesionada por la información. Hay más información disponible en el mundo que nunca antes. Tenemos muchos conocimientos sobre todas las cosas imaginables. Pero hay una gran diferencia entre la sabiduría y el conocimiento. Puedes saber muchas cosas, poseer muchos datos sobre distintas cosas e incluso sobre ti mismo, pero lo que te conmueve es aquello que comprendes profundamente. La sabiduría es una forma profunda de conocer. Es el arte de vivir en consonancia con el ritmo de tu alma, tu vida y lo divino. Es la forma como aprendes a descifrar lo desconocido; y éste es nuestro compañero más íntimo. La cultura celta y el antiguo mundo irlandés profesaban un gran respeto por la sabiduría. En esa sociedad predominantemente matriarcal muchas de estas personas sabias eran mujeres. La maravillosa tradición de la sabiduría celta se prolongó en el monacato irlandés. Mientras Europa vivía años de oscurantismo, los monjes irlandeses conservaban la memoria de la cultura. Crearon centros de enseñanza en toda Europa. Los monjes irlandeses recivilizaron el continente, y sus enseñanzas sirvieron de base para el maravilloso escolasticismo medieval con su fecunda cultura. |
Anterior | ||
© 2004
C.E.C |